lunes, 3 de agosto de 2009

Una lluvia grande se oye





Una lluvia grande se oye


Cuando aprendemos a ser firmes e insistentes delante de Dios conforme a sus promesas, podemos dar por seguro que recibiremos una lluvia de bendiciones.

Pasajes: Lucas 18:1 / 1 reyes 18:41 / Lucas 11:8

En estos tiempos Dios esta por derramar en tu vida una respuesta poderosa, una lluvia de bendiciones, el lo prometió y lo hará; solo debemos aprender a ejecutar esa manifestación que esta a nuestra espera.

“Jesús les contó a sus discípulos una parábola para mostrarles que debían orar siempre, sin desanimarse”. Lucas 18:1

Al leer la historia de la viuda insistente y el juez injusto (Lc. 18) vemos como una desprotegida mujer pudo doblegar a un juez injusto y malvado para que le respondiera su petición y el Señor en su sabiduría nos enseña que si este juez injusto y malvado logro responder a esta indefensa viuda solo por insistir ¿cuanto más no nos responderá él siendo bueno y justo a nuestras insistentes peticiones de hijos amados?

Hace unos días mi esposa intentaba hacer dormir a nuestro hijo de 5 años, pero el todavía quería hablar y jugar, por lo que luego de insistir frustradamente para que se duerma le prometió que le compraría un juguete si se callaba y se dormía, así que parece que la negociación dio resultado y se durmió después del trato. Al otro día el se acordó de la promesa y lo único que hizo fue insistir, nosotros pensamos que se olvidaría, pero no fue así, insistió una y otra vez y le decíamos “después vamos”, una y otra vez insistía y el decía: “vos me prometiste que me ibas a comprar un regalo, así que ahora lo quiero” no podíamos negar esa promesa así que cuando salimos de compras el no dejo de pedir hasta que le compramos específicamente el juguete que quería. El es muy insistente y casi siempre se sale con la suya, cada vez que veo esa actitud en él me hace reflexionar y creo que de la misma manera debemos ser con Dios. Jesús lo enseñó una y otra vez, lo recalco, lo repitió en varias parábolas y enseñanzas. Cuando algo se repite varias veces en las escrituras es porque tiene suma importancia y es vital para los creyentes.

Jesús dió el ejemplo de un hombre que le pide a un amigo panes a la medianoche y Mira lo que dice: Lucas 11:8 en versión Castilian:

“Sin embargo, si él insiste (el que pide) , quizá el otro se levante (el amigo) y le dé lo que pide, no tanto por tratarse de su amigo, sino por lo molesto de su insistencia”.

La actitud de insistencia dice mucho de nosotros, al insistir demostramos que creemos en las promesas de Dios, que tenemos fe en su respuesta, que esperamos en él pacientemente, que sabemos que el Señor es poderoso, que confiamos en su palabra, que entendemos que el es fiel y no es mentiroso. Todo esto y mucho más decimos con nuestra actitud cuando somos insistentes, la insistencia también es muestra de nuestra consagración y fidelidad, de que realmente estamos interesados en recibir lo que pedimos y que no es un caprichito del momento, sino que lo deseamos ardientemente.

Jesús dijo que si nosotros siendo malos (imperfectos) sabemos dar buenas cosas a nuestros hijos, ¿Cuanto más nuestro Padre celestial les dará cosas buenas a los que le pidan? (mateo 7:11)

Algunos se torturan pensando si es o no es la voluntad de Dios ciertas peticiones, pero Dios se encargará de responder la petición de alguna manera, no deberíamos ñ' tener tantas dudas, sino más bien pedir, y la respuesta vendrá de alguna manera. Rápidamente sabremos si hay que cambiar la forma de pedir, pero conociendo la palabra de Dios, y pidiendo vamos a tener claro el tema.

Dios nos prueba la paciencia y la fidelidad mientras pedimos, tenemos que reclamar las promesas y buscar en la biblia las promesas del Señor y orar conforme a ellas. Al Señor le agradan los hijos insistentes. El no tiene otra alternativa que responder.

El no miente, tendrá que darte respuesta, quizás la intensidad y fervor de nuestras oraciones apresure la respuesta. Elías oro fervientemente al Señor por la respuesta:

“Elías era un hombre con debilidades como las nuestras. Con fervor oró que no lloviera, y no llovió sobre la tierra durante tres años y medio. Volvió a orar, y el cielo dio su lluvia y la tierra produjo sus frutos. Santiago 5:17-18

Presta atención a lo que dice 1 reyes 18:41 dice:

“Entonces Elías dijo a Acab: Sube, come y bebe; porque una lluvia grande se oye. Acab subió a comer y a beber. Y Elías subió a la cumbre del Carmelo, y postrándose en tierra, puso su rostro entre las rodillas. Y dijo a su criado: Sube ahora, y mira hacia el mar. Y él subió, y miró, y dijo: No hay nada. Y él le volvió a decir: Vuelve siete veces. A la séptima vez dijo: Yo veo una pequeña nube como la palma de la mano de un hombre, que sube del mar. (…) Y aconteció, estando en esto, que los cielos se oscurecieron con nubes y viento, y hubo una gran lluvia”.

Elías sabía que venia la lluvia, sus oídos espirituales percibían la gran bendición, sin embargo oro fervientemente para que eso suceda, los que conocen al Señor saben que el derramará lluvias de bendiciones, pero también saben que deben desatarlas con una oración ferviente e insistente.

¿Deseas realmente esa respuesta? ¿Estas insistiendo diariamente a tu Padre para que te responda? Con estas preguntas puedes evaluar como esta el nivel de tu fe, recuerda que conforme a tu fe te será hecho, y si insistes demuestras gran fe.

Debemos orar pidiendo, interceder reclamando las promesas y agradecer porque sabemos que la respuesta viene indudablemente. Dios es nuestro padre bueno.

El Señor nos desafía a que desatemos todo lo que el tiene preparado para nosotros, nos desafía a pedirle sus respuestas a nuestras inquietudes.

Muchas veces terminamos desatando lo que estaba atado, si estabas atando la pobreza y desatando abundancia, no te quejes más por el tema ni seas incrédulo, porque terminaras desatando más pobreza. Así sucede con todas las peticiones, debemos tener una actitud expectante de fe y de obrar por fe.

Confía como Elías, pero también insiste fervientemente como Elías y Dios te va a sorprender. Una lluvia grande se oye...

Aviva el fuego del don de Dios


Timoteo 1: 6 “Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos.”

¿Qué pasa contigo?, hace días que vienes con un animo distinto al que sueles tener, el ir a la Iglesia ya no te es motivo de alegría, ¿Por qué? las alabanzas ya no son tan gozadas como antes, la adoración no es la misma y se a perdido el gusto de las predicaciones.

¿Cuántas excusas pondrás?, ¿Quién tiene la culpa hoy?, Si, yo se que reconoces quien realmente tiene la culpa, se muy bien que sabes lo que esta pasando, aun cuando lo quieras disimular tu ritmo espiritual ha bajado, ¿Qué pasa?, no me digas que oras como antes, no te engañes pensando que leer la Biblia el poco tiempo que lo haces es suficiente, cuando antes pasabas horas completas leyéndola, no me vengas con que en la oración lo que ahora importa es la calidad y no la cantidad de tiempo, ¿A quien pretendes engañar con tanta excusa?¿Qué pasa ahora con el servicio que realizas?, no que antes te preparabas lo mas que podías para ir y desarrollar tu servicio lo mejor que podías, antes orabas mucho para que Dios te respaldara, no soportabas a que llegara la hora para ir a servir, hacías todo por amor.

Te recuerdas el día que estabas en tu casa preguntándote: ¿Por qué hago esto? Y Dios vino y te dijo, “Hijo lo haces por amor a mi” tu lloraste en la presencia del Señor porque sabias que lo hacías para El, cada día te levantas con las ganas de servir a Dios, de hacer algo para El, venias a las personas en la calle sin Cristo y querías detenerte a hablarle de Cristo, ¿Qué pasa ahora contigo?

Tu primer privilegio fue el que mas amaste, no lo podías creer por primera vez ibas a hacer algo para Dios, era lo mejor que te podía pasar en la vida cristiana, te sentías tan feliz que querías contárselo a todos, no te importaba que en el privilegio tu labor era de lo mas sencillo posible, tu tenias un corazón tan agradecido que te sentías como que era el privilegio mas grande sobre la faz de la tierra, ¿Qué pasa ahora?

¿Cuánto tiempo esperaras para mejorar tu relación personal con el Señor?, ¿Qué estas esperando que pase en tu vida para cambiar tu ritmo?, ¿Por qué permites que el fuego de Dios se apague en tu vida?

Reconócelo, ya no puedes mas, estas cansando, sientes que no tienes fuerza, no quieres reconocerlo porque siempre tuviste una imagen excelente delante de todos, pero se sincero contigo mismo, necesitas de Dios, necesitas encontrarte con El, necesitas alimentarte, estas vacío, no hay agua en el pozo de tu vida, necesitas un respiro, necesitas a Cristo en tu vida.

No me digas que eres cristiano, yo lo se y tu también, pero mas allá de eso es hora de volver a la senda antigua, a gozar de lo que antes te gozabas, de volver a orar con las ganas que antes lo hacías, de volver a leer la Palabra como antes lo hacías, Dios quiere de ti eso y mucho mas, El anhela estar contigo, El te quiere usar, tienes planes muy hermosos para tu vida, pero necesita de ti que avives el fuego en tu vida.

Ya no puedes mas seguir así, es hora de levantarte, es hora de olvidar los errores del pasado, es momento de no ver lo que el hombre ha hecho con tu vida, es momento de perdonar a los que han interferido en tu caminar con Cristo y es hora de perdonarte a ti mismo por todos los errores que has cometido, es momento de pararte firme y decir: “Señor, aquí esto nuevamente”.

Se que será difícil, pero en este camino no estas solo, tienes a Jesús de tu lado, tienes al TODOPODEROSO, nadie te podrá hacer frente, porque Dios estará contigo, el peleara las batallas por ti e ira delante de ti como Poderoso Gigante, te pondrá como cabeza y no por cola, hará de ti una nación grande y bendecirá a los que te bendigan.

Hermano no te des por vencido, no te quedes ahí sentado, no pienses que ya no puedes volver al mismo nivel de antes, ¿Quién te dijo eso?, Dios puede hacer que vuelvas al mismo nivel de antes y superarlo, lo único que necesita de ti es: DISPOSICION.

Te hago una pregunta:

¿Quieres seguir como estas? ó ¿Quieres avivar el fuego de Dios en tu vida?

La respuesta depende de tu DISPOSICION, Dios estará ahí SIEMPRE esperando tu sabia decisión.

Con amor de parte del Señor

Enrique Monterroza

Recuperemos el primer amor


Recuperemos el primer amor


"Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado. Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor.



Recuerda, por tanto, de donde has caído, y arrepiéntete, y has las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido". ( Apocalipsis 2:1-5)

Los comienzos de la ciudad de Éfeso se remontan a una época pre- griega. En el año 356 a.C. , después de haber sido devastada, esta ciudad fue reedificada. En el año 144 d.C fue capital de la provincia romana de Asia. El apóstol Pablo visitó esta ciudad en su segundo viaje misionero, y en un viaje posterior se radicó allí por tres años. El Nuevo Testamento registra los nombres de personas naturales de Éfeso como: Apolo, Aquila y Priscila, Timoteo y otras.

En esta ciudad del Asia menor existía una iglesia muy particular, que muy bien puede representar a muchas iglesias en la actualidad.

UNA IGLESIA CON EXELENTES CALIFICATIVOS

Era una iglesia de buenas obras, trabajadora, disciplinada y paciente. Una iglesia firme en sus convicciones, y que sabía discernir entre lo verdadero y lo falso. Era una iglesia que no comprometía sus intereses espirituales, una iglesia sufrida, perseverante, que no desmayaba. Sin duda que su arduo trabajo incluía la evangelización.

En su examen, Jesús comienza reconociendo y alabando todas las cosas buenas que había en la vida de los miembros de la iglesia de Efeso. ¿Qué más se le podía pedir a esta iglesia?

UNA IGLESIA CARENTE DE AMOR

¿Cómo es posible que a una iglesia con tan excelentes calificativos Jesús tenga que hacerle tal amonestación?: "PERO tengo contra ti, que has dejado tu primer amor".

El amor de estos hermanos estaba en decadencia. Era una iglesia carente de amor, cuya vitalidad espiritual que se desprende del amor y devoción al Señor, se había convertido en una rutina.

Estos creyentes habían dejado su primer amor, ya no estaban tan enamorados de Cristo. Ya no había en ellos un profundo amor y devoción a Cristo y a su Palabra. Habían perdido su espiritualidad, su entusiasmo y su comunión con el Señor.

El apóstol Pedro se vio confrontado con la gran pregunta de Jesús ¿...me amas? La pregunta más importante que Pedro jamás tuvo que contestar fue si él tenía un ferviente y devoto amor por su Señor. Esta es, también, la gran interrogante para todos los creyentes hoy.

Que triste es cuando el creyente ha dejado su primer amor, cuando todo lo hace por inercia, por tradición, por rutina, profesional y mecánicamente.

Lamentablemente, es posible estar tan ocupado trabajando, haciendo cosas para Cristo que nos olvidamos de El. En el esfuerzo por mantener puras la enseñanza, la moral y la doctrina es posible perder el espíritu caritativo, el celo, la devoción y el amor por Cristo y su Palabra.

DIOS EXIGE UN AMOR FERVIENTE

No es suficiente conocer, practicar y conservar la correcta y sana doctrina. No es suficiente obedecer algunos mandamientos, adorar y servir en la iglesia.

La iglesia, sobre todo, debe amar de todo corazón a Jesucristo, y esto resultará en una devoción extraordinaria con El y una vida de pureza y amor a la verdad.

"Ahora, pues, Israel, ¿Qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma." (Deut. 10:12) La Biblia también dice: "Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas."

Esto quiere decir que nuestro amor a Dios, nuestro amor a Cristo exige una actitud en la que Dios sea tan estimado y apreciado, que de veras se anhele su comunión.

El amor a Jesucristo exige que se haga el esfuerzo por obedecerle. Jesús mismo dijo: "Si me amáis, guardad mis mandamientos" (Jn. 14:15)

El apóstol Pablo había elogiado a la iglesia de Éfeso por su amor a Dios y a los demás (Efesios 1:15) pero la nueva generación de creyentes (a la que Juan escribe) había perdido su celo y su fervor espiritual.



¿CUANDO SE DEJA O SE PIERDE EL PRIMER AMOR?

El mismo apóstol Juan, en su primera carta, escribe: "No amen al mundo ni nada de lo que hay en el mundo. Si alguno ama al mundo, no tiene el amor del Padre"

La Biblia dice que Dios ha derramado su divino amor en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. Y es ese mismo amor del Padre el que nos impulsa, nos constriñe o nos obliga a amar a Cristo y servirle de todo corazón.

Si amamos las cosas que están en el mundo, "... los deseos del cuerpo, la codicia de los ojos y la arrogancia de la vida..." y nos dejamos dominar por esas cosas, nuestro amor por Cristo y por los demás se apagará, se enfriará, y nuestra vida cristiana se volverá una simple rutina.

EL TIERNO CONSEJO DE JESUS

Jesús aconseja a los creyentes de Efeso a que dediquen sus mentes a reflexionar, a recordar de donde habían caído, a recordar las cosas, las obras que hacían cuando ardía en sus corazones el primer amor. No es muy difícil hacer eso. Usted y yo podemos recordar fácilmente lo que hacíamos cuando recién nos convertimos. No habían barreras para servir al Señor. El frío, el calor, la lluvia, el hambre no eran excusas para ir a los cultos o para cumplir una misión. Orar, leer y estudiar la Biblia era una delicia. No perdíamos oportunidad para hablar de Cristo y testificar de su amor y poder.

Pero no basta sólo con recordar y quedarnos en ese pasado esplendoroso. Los creyentes de Éfeso debían hacer algo más. Jesús les aconseja que se arrepientan.

El arrepentimiento es imprescindible para experimentar el perdón de Dios, la restauración y el avivamiento. Debe haber un cambio de actitud y comenzar a hacer las primeras obras, aquello que hacíamos cuando recién nos convertimos, enamorados profundamente de Cristo.

Tristemente, muchas congregaciones dejan de ser "candeleros" porque no se quieren arrepentir.

Queridas iglesias, amados hermanos, nunca es tarde para volver a tener el primer amor.

Recibamos el consejo de Jesús, Comencemos a hacer las primeras obras asistiendo más al templo, amando más a los perdidos, testificando sin tregua y sin temor, cantando, alabando y adorando al Señor con el alma, con regocijo, con fervor. ¡ Recuperemos el primer amor!