lunes, 3 de agosto de 2009

Recuperemos el primer amor


Recuperemos el primer amor


"Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado. Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor.



Recuerda, por tanto, de donde has caído, y arrepiéntete, y has las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido". ( Apocalipsis 2:1-5)

Los comienzos de la ciudad de Éfeso se remontan a una época pre- griega. En el año 356 a.C. , después de haber sido devastada, esta ciudad fue reedificada. En el año 144 d.C fue capital de la provincia romana de Asia. El apóstol Pablo visitó esta ciudad en su segundo viaje misionero, y en un viaje posterior se radicó allí por tres años. El Nuevo Testamento registra los nombres de personas naturales de Éfeso como: Apolo, Aquila y Priscila, Timoteo y otras.

En esta ciudad del Asia menor existía una iglesia muy particular, que muy bien puede representar a muchas iglesias en la actualidad.

UNA IGLESIA CON EXELENTES CALIFICATIVOS

Era una iglesia de buenas obras, trabajadora, disciplinada y paciente. Una iglesia firme en sus convicciones, y que sabía discernir entre lo verdadero y lo falso. Era una iglesia que no comprometía sus intereses espirituales, una iglesia sufrida, perseverante, que no desmayaba. Sin duda que su arduo trabajo incluía la evangelización.

En su examen, Jesús comienza reconociendo y alabando todas las cosas buenas que había en la vida de los miembros de la iglesia de Efeso. ¿Qué más se le podía pedir a esta iglesia?

UNA IGLESIA CARENTE DE AMOR

¿Cómo es posible que a una iglesia con tan excelentes calificativos Jesús tenga que hacerle tal amonestación?: "PERO tengo contra ti, que has dejado tu primer amor".

El amor de estos hermanos estaba en decadencia. Era una iglesia carente de amor, cuya vitalidad espiritual que se desprende del amor y devoción al Señor, se había convertido en una rutina.

Estos creyentes habían dejado su primer amor, ya no estaban tan enamorados de Cristo. Ya no había en ellos un profundo amor y devoción a Cristo y a su Palabra. Habían perdido su espiritualidad, su entusiasmo y su comunión con el Señor.

El apóstol Pedro se vio confrontado con la gran pregunta de Jesús ¿...me amas? La pregunta más importante que Pedro jamás tuvo que contestar fue si él tenía un ferviente y devoto amor por su Señor. Esta es, también, la gran interrogante para todos los creyentes hoy.

Que triste es cuando el creyente ha dejado su primer amor, cuando todo lo hace por inercia, por tradición, por rutina, profesional y mecánicamente.

Lamentablemente, es posible estar tan ocupado trabajando, haciendo cosas para Cristo que nos olvidamos de El. En el esfuerzo por mantener puras la enseñanza, la moral y la doctrina es posible perder el espíritu caritativo, el celo, la devoción y el amor por Cristo y su Palabra.

DIOS EXIGE UN AMOR FERVIENTE

No es suficiente conocer, practicar y conservar la correcta y sana doctrina. No es suficiente obedecer algunos mandamientos, adorar y servir en la iglesia.

La iglesia, sobre todo, debe amar de todo corazón a Jesucristo, y esto resultará en una devoción extraordinaria con El y una vida de pureza y amor a la verdad.

"Ahora, pues, Israel, ¿Qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma." (Deut. 10:12) La Biblia también dice: "Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas."

Esto quiere decir que nuestro amor a Dios, nuestro amor a Cristo exige una actitud en la que Dios sea tan estimado y apreciado, que de veras se anhele su comunión.

El amor a Jesucristo exige que se haga el esfuerzo por obedecerle. Jesús mismo dijo: "Si me amáis, guardad mis mandamientos" (Jn. 14:15)

El apóstol Pablo había elogiado a la iglesia de Éfeso por su amor a Dios y a los demás (Efesios 1:15) pero la nueva generación de creyentes (a la que Juan escribe) había perdido su celo y su fervor espiritual.



¿CUANDO SE DEJA O SE PIERDE EL PRIMER AMOR?

El mismo apóstol Juan, en su primera carta, escribe: "No amen al mundo ni nada de lo que hay en el mundo. Si alguno ama al mundo, no tiene el amor del Padre"

La Biblia dice que Dios ha derramado su divino amor en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. Y es ese mismo amor del Padre el que nos impulsa, nos constriñe o nos obliga a amar a Cristo y servirle de todo corazón.

Si amamos las cosas que están en el mundo, "... los deseos del cuerpo, la codicia de los ojos y la arrogancia de la vida..." y nos dejamos dominar por esas cosas, nuestro amor por Cristo y por los demás se apagará, se enfriará, y nuestra vida cristiana se volverá una simple rutina.

EL TIERNO CONSEJO DE JESUS

Jesús aconseja a los creyentes de Efeso a que dediquen sus mentes a reflexionar, a recordar de donde habían caído, a recordar las cosas, las obras que hacían cuando ardía en sus corazones el primer amor. No es muy difícil hacer eso. Usted y yo podemos recordar fácilmente lo que hacíamos cuando recién nos convertimos. No habían barreras para servir al Señor. El frío, el calor, la lluvia, el hambre no eran excusas para ir a los cultos o para cumplir una misión. Orar, leer y estudiar la Biblia era una delicia. No perdíamos oportunidad para hablar de Cristo y testificar de su amor y poder.

Pero no basta sólo con recordar y quedarnos en ese pasado esplendoroso. Los creyentes de Éfeso debían hacer algo más. Jesús les aconseja que se arrepientan.

El arrepentimiento es imprescindible para experimentar el perdón de Dios, la restauración y el avivamiento. Debe haber un cambio de actitud y comenzar a hacer las primeras obras, aquello que hacíamos cuando recién nos convertimos, enamorados profundamente de Cristo.

Tristemente, muchas congregaciones dejan de ser "candeleros" porque no se quieren arrepentir.

Queridas iglesias, amados hermanos, nunca es tarde para volver a tener el primer amor.

Recibamos el consejo de Jesús, Comencemos a hacer las primeras obras asistiendo más al templo, amando más a los perdidos, testificando sin tregua y sin temor, cantando, alabando y adorando al Señor con el alma, con regocijo, con fervor. ¡ Recuperemos el primer amor!

2 comentarios:

LUIS dijo...

ME GUSTAN ESTAN PALABRAS QUE HABLAN DEL AMOR A CRISTO NUESTRO ÚNICO SALVADOR...

LUIS dijo...

hola quisiera que vea un video de jesus adrian romero al descubierto en mi blog...
tenemos que estar alertas ante cualquier falsedad...